abril 24, 2005

Día Seis



El domingo es el día en el que los "maratonianos" hacemos lo que se suele llamar "la tirada larga". Si durante la semana los entrenamientos no suelen sobrepasar la hora u hora y poco, el domingo es el día de llegar a las dos horas, más o menos. O más, dependiendo del momento del entrenamiento en el que te encuentres. Mientras que durante la semana se buscan objetivos específicos (velocidad, resistencia, cambios de ritmo), el domingo se busca simplemente conseguir "fondo". Aguantar corriendo cada vez un poco más.
Y es, claro está, el día en el que más tiempo tienes para pensar y darle vueltas a los acontecimientos de la semana en tu cabeza.
Tengo una amiga, una muy buena amiga, que odia el hecho de que mi vida transcurra de manera ordenada. Levantarme a una determinada hora, entrenar, desayunar siempre "ésto y ésto", sentarme con la taza de café frente al ordenador para leer mis correos, tomar mis notas en la oficina siempre en el mismo papel y no en otro, usar siempre la misma marca y modelo de zapatillas para entrenar, llevar siempre a las competiciones la misma camiseta, etc. Por no mencionar mis manias con la comida. Pasta solamente fresca, carne roja solo una vez a la semana, beber poca agua con la comida y mucha entre comidas, endulzar el café o el té únicamente con miel...y un largo etcétera, tan largo que ni yo mismo recordaría anotar aquí los pequeños detalles.
Durante algunos años, bastantes, muchos, mi vida fue un auténtico caos. Desde el momento en el que aquella lesión llamó a mi puerta, pasando por la búsqueda de un trabajo que me hacía ir a su vez de empleo en empleo, añadiendo mi poca capacidad para permanecer unido a una mujer más de, digamos, dos o tres semanas, hasta llegar a la frustración que todo aquello suponía en mi vida. Sencilla, simple y llanamente, viví en el CAOS. En casi todos los aspectos de mi vida. Pero llegado el momento, un par de años atrás, las cosas comenzaron a cambiar. No podría decir exáctamente cómo ni de qué manera, pero apareció SegCom, mamá falleció después de una larga enfermedad, mis constantes devaneos con el sexo opuesto trajeron consigo una larga lista de personas con las que podría haber tenido buenas o excelentes relaciones pero que se convirtieron en recuerdos vacíos, cuando no enemistosos, lo cual me hizo replantearme muy seriamente mi relación, ya no solamente con ellas, sino también con cualquiera al que poder llamar y tener por amigo....Y además de todo eso, volvieron los entrenamientos, casi al mismo tiempo que la figura de Manuel, mi padre. A veces pienso que para recordarme constantemente todo lo malo que hay en mí, y la posibilidad de superarlo.
Por eso, solamente le pude responder a esa buena amiga, a la que hace demasiado tiempo que no veo, que después de tantos años viviendo en ese Caos, era normal que mi mente buscase todo lo contrario. El orden, sino absoluto, cercano. El porqué. La razón. Todo encajando en Todo.
Por eso este fin de semana, no he hecho otra cosa, además de entrenar y descansar, que no fuera leer, puntear, anotar, tachar y releer los listados en busca de la combinación de palabras que formasen un nombre, un apellido, unas iniciales parecidas, semejantes o, porqué no, idénticas a Ngusen.
Nada de nada.
Bueno, nada de nada hasta que me he dado cuenta, casi al final del día, de que faltaban algunos nombres en esa lista. Están, desde luego, todos los empleados que tienen un ordenador, un terminal y una cuenta de correo propia de la empresa, con acceso a su vez a las cuentas de los demás empleados. Casi todos.
Siguiendo una corazonada, me he conectado a la página web de la empresa. Sabía que en el listado que Carlos había buscado e impreso para mi faltaban algunos nombres. Doce en concreto, los doce nombres que, en la página web de Segcom, aparecían, con sus respectivas fotos, al pulsar en el enlace Equipo Directivo.
Y, entre esos doce nombres, el de la Presidenta de Servicios Financieros.
Nadia Gutierrez Senén.