noviembre 07, 2005

Día Cincuenta y Dos

Y otra vez en la montaña. Con el aire frío recorriendo mi cuerpo. A cada paso, un poco más tranquilo, un poco más reflexivo...pero aún así, sin encontrar el "hacia dónde". Ni, sobre todo, el "cómo". Porque una cosa es tomar una decisión y otra muy diferente es llevarla hasta sus últimas consecuencias. Y la puerta al final de éste camino solamente puede llevar a una parte...Al 32 de Diciembre.
¿Qué tontería verdad?. ¿Quién en su sano juicio puede creer que pueda existir un 32 de Diciembre?. O, peor aún, que lleve existiendo desde...¿desde el principio de los tiempos?. Pero eso no cabe en la lógica. Nuestro calendario no es tan antiguo como la historia de los hombres. El concepto "diciembre", por ejemplo, es algo relativamente reciente. Al menos, en lo que a términos de Historia, con mayúscula, se refiere. Así que supongo que eso del 32 de Diciembre quizás no sea más que algún tipo de metáfora, una manera de darle un nombre a un hecho que se repite año tras año el último día de Diciembre...No sé, es una explicación al menos, ¿no?.
La verdad, el libro es ininteligible y, siempre según Joan, un tipo al que el brillo de la codicia le asoma en la mirada a intervalos regulares, todo lo que saben los de La Cruz, todo aquello en lo que se basa su tradición, su fundación misma, no va más allá de una historia "oral" transmitida desde tiempos remotos. Probablemente les han tomado el pelo a todos y se lo han creido a pies juntillas, y todos esos que forman la facción del Gobierno, esos que están entre nuestros dirigentes, probablemente desde que La Cruz existe, también se lo han creído, y a su vez todos juntitos se creen que algo va a pasar este mítico 32 de Diciembre...lo que me deja en una situación bastante incómoda...Para unos, soy la única salvación de La Humanidad...y para otros un obstáculo en sus ambiciones...alguien con quien acabar...supongo.
Y es ahora, quizás, el momento en el que los pasos tienen que ser dados con más precaución, con más calma, sopesando todos y cada uno de los movimientos...porque de ellos quizás dependa algo que aún no me puedo imaginar.
Agua.
Echo de menos el maravilloso líquido de Drezner. Mi cuerpo lo echa de menos. Siento que lo necesito, y eso que lo he bebido hace menos de 6 horas, al despertarme de mi viaje de regreso a este pueblo perdido entre las montañas.
Fue entonces cuando vi su figura. Sentado sobre una roca, a unos 50 metros de mi posición. Recuperaba el aliento, y bebía. Agua, como yo. Drezner dejó la botella en el suelo, apoyándola en la roca, y volvió su mirada viva hacia mí. Y sonrió, y yo sonreí también, porque le echaba de menos. Echaba de menos sus consejos al entrenar. Su presencia, su aparente tranquilidad, la seguridad de sus palabras, del tono de su voz.
Me invitó a sentarme a su lado con un gesto, una inclinación de la cabeza. Asentí y así lo hice.
"Tenemos que seguir entrenando, hijo. Ya se acerca el momento".
Ahora hablábamos, por fin, de igual a igual. Había tenido que esperar a que Joan me informase sobre todo, a que pasase por la experiencia de conocer a alguien como Barba, de descubrir que Carlos había estado con ellos desde el principio....Pero ahora, Drezner y yo sabíamos lo mismo, y podíamos hablar de tú a tú...por fin.
"No sé si es lo correcto, dije. Quiero seguir adelante. Tengo curiosidad, por supuesto, y quiero llegar hasta el final. Para mí ya no hay vuelta atrás. Pero quiero saber si estoy en el lado correcto. Sólo eso".
"Eso solo lo podrás saber cuando llegue el momento. Pero, si te sirve de consuelo, yo tampoco lo sé".
Mi gesto tuvo que ser de sorpresa infinita, porque arrancó una gran sonrisa de todo el rostro de Drezner.
"No te extrañes. De alguna manera, me reclutaron. Descubrieron que mi creación se podía utilizar para sus fines, y me contaron toda la historia. La misma que a ti. Y vi sinceridad en sus palabras. Siempre , tanto mi mujer como yo, hemos sido dos almas creyentes. En algo más que todo esto, que la simple carne. Hay más cosas, muchas más, que desconocemos. Y ésta probablemente sea una de ellas".
"Su creación...la Bebida...¿Cómo es posible?
"A veces creo que se me iluminó la Mente para llegar precisamente hasta aquí. No lo sé. Experimentaba con un complejo vitamínico y, haciendo pruebas, llegué hasta la combinación perfecta. Cómo siempre he corrido, lo sinteticé para poder consumirlo durante los entrenamientos. Cuando ellos llegaron, los de La Cruz, y me contaron toda la historia, supe que aquella bebida, la creación de mi vida, no era para mí".
"¿Y si están equivocados?".
"Ellos dicen que lleva ocurriendo desde hace siglos. Nunca lo he comprobado. Solamente me pidieron que preparase la bebida para cuando tu llegases. Y que te entrenase. Nunca me preguntaron la fórmula. Ni cómo hacerla ellos. Nada. Solamente la preparo, te la doy, y te entreno. A cambio, nos sacaron a mi mujer y a mi del infierno. Así que creo en ellos, pero de todas maneras, eso no es lo más importante. Durante estos días me he dado cuenta de algo que va más allá de todo eso".
Le miré, aguardando, deseoso.
"Tú no eres como ellos. No eres de La Cruz. Ni tampoco de los otros. Tú eres tú. Y eso es lo que me ha dado la pista, de que realmente eres el elegido para este trabajo, desde el principio de los tiempos. Eres un Guerrero, hijo mío. Un Guerrero de La Luz. Y tu destino ya está escrito. Así que prepárate, porque todo Guerrero tiene que estar preparado para el Combate."
En aquellos momentos, no me sentí precisamente un Guerrero.