agosto 23, 2005

Día Cuarenta y Ocho


Drezner nos deja a solas. De alguna manera, es agradable y tranquilizador sentirlo de nuevo a mi lado. Pero él sabe que tenemos cosas de que hablar, que necesitamos, quizás por última vez, estar solos. Se despide dejándome una botella muy cerca, con el precioso líquido a mano. Frío y agradable. No creo que haya nada mejor en este mundo que ese enigmático y efectivo elixir.
A través de las ventanas entra el aire fresco de la montaña. Es como estar de nuevo en el paraiso. Llena mis pulmones y me hace sentir vivo de nuevo. A medida que los minutos transcurren, siento como si mi encuentro con Barba, con la gente del Gobierno, se convirtiese en una lejana, cada vez más lejana pesadilla.
Joan y Nadia me observan, sentados. Él sonríe. Sonríe con el gesto del que sabe que todo va por buen camino. Y Nadia permanece una vez más fiel a su papel de mera comparsa. Pero ha hecho muy bien su trabajo. Me dejaron huir. Sabían que lo haría. Era la última fase del plan. Incluso crearon la tentación, escondiendo el ordenador en aquella habitación pero haciéndome saber que era allí en donde se escondía el objeto de mi deseo.
"Tenía que ser así", me aclaró Joan, volviendo al tono del "profeta" que ha visto el futuro. "Tenías que comprender. Todo lo que te ha contado, todo, son mentiras. No están interesados en un mundo mejor. Solamente quieren aquello que nosotros hemos cuidado, mimado, ayudado a crear durante tantos años".
Su mirada se vuelve hacia el exterior de la casa, señalando el camino seguido por Drezner minutos antes.
"Tú lo has visto. Puede que en ocasiones nos hayamos extralimitado para conseguir nuestros objetivos. Te dijeron, lo sé, que asesinamos a Molina, un joven inocente que estaba buscando pruebas para incriminarnos en algún delito importante. Pero no te dijeron que Molina era un asesino experimentado, un hombre que no dudó en perseguir a Drezner y estuvo a punto de matarlo con sus propias manos. Tuvimos que detenerlo".
"Casi me obligáis a matar a Carlos", les recuerdo.
En aquel instante, Nadia se incorpora de la mesa y la abandona. Dudo, pero Joan parece perdirme paciencia con la mirada. Ella vuelve unos minutos después, con su ordenador. Lo conecta y vuelve la pantalla hacia mi. Puedo ver una grabación, con mano ligeramente temblorosa. Es la entrada a un edificio. Quizás el mismo edificio en el que me han retenido hasta hace unas horas. Dos hombres salen por la puerta principal, acompañados de esos tipos del mono negro con aspecto militar. Uno de ellos es Barba.
También conozco al otro.
Carlos.
"Te engañaron desde el principio", ahora es Nadia la que habla. "Carlos estaba allí, en SegCom, porque sabían que nosotros estábamos detrás de ti. Lo pusieron para vigilarte. Así era como iban descubriendo tus progresos. Lo descubrimos cuando ya era tarde. Mientras, como tú, creimos que era simplemente alguien especial, un hacker, le ofrecimos colaborar con nosotros. Cuándo ya fue demasiado tarde, tomamos...una decisión drástica".
Me incorporo. Me encuentro mucho mejor. Ha desaparecido el cansancio. Todo parece encajar. Bebo un largo trago del líquido más maravilloso que Dios ha puesto sobre la Tierra. No necesito más. Durante unos segundos, siento que todo, por fin, tiene un propósito. Me vuelvo hacia Joan.
"Nunca. Nunca más me ocultaréis nada. Nunca".
Él asiente.
"No será necesario".
Todo tiene un propósito. Un principio. Un momento. Un lugar. Me ha costado llegar hasta aquí, pero ahora me doy cuenta de que las cosas han salido bien. Por fin, por primera vez en mucho tiempo, todo está donde debe estar. En su sitio. Me siento fuerte. Decidido. Y mi mente, más limpia que nunca antes.
Estoy en el lugar correcto, y así se lo hago saber a Joan. Su mirada, sus ojos casi húmedos, mientras siento la mano de Nadia en la mía, sus labios en mi mejilla, su abrazo rotundo y sincero, me demuestran que estoy en lo cierto. No, esta vez no me equivoco. Sólo hay un modo correcto de hacer ésto.
Me siento frente a Joan.
"Y ahora, dime qué es lo que tengo qué hacer, porqué soy tan importante...porqué soy único y cuál es mi objetivo, nuestro objetivo".
Joan asiente, y empieza a hablar, y entonces es cuando descubro que aquel es realmente el momento más importante de mi vida.
El momento de la verdad...

(Continuará)

-----------------------------------------------------------------------------------------------

UNA NOTA DEL AUTOR.

Bueno, hasta aquí hemos llegado en esta segunda entrega. Una vez más, muchísimas gracias a todos los que estáis siguiendo ésto, y a todos los que os habéis incorporado a su lectura. Sólo queda una entrega, la ùltima. Los últimos 24 días de esta historia. A todos aquellos que estén interesados en saber qué es lo que ocurre, y cómo termina, os emplazo a visitar este Blog a partir del 1 de Noviembre.
Hasta entonces, mil gracias nuevamente a todos...y hasta pronto.