mayo 19, 2005

Día Veinticuatro


Todo maratoniano sabe lo que es "el muro". Suele aparecer, aproximadamente, entre el km 30 y el 35. Uno nunca puede estar seguro de que ocurra, pero si aparece, lo reconoces enseguida. Tu mente te dicta una cosa, pero tu cuerpo quiere otra. Quieres seguir corriendo, pero tus piernas parecen no responder. Es el momento de la verdad. Ese instante en el que un corredor descubre de qué está hecho.
Mi muro estaba frente a mi.
El interior de la nave no estaba excesivamente iluminado. El techo, altísimo, y la luz que apenas daba claridad a una larga mesa rectangular de madera, carcomida por la polilla. Se notaba que hacía mucho tiempo que nadie pisaba el interior de aquel lugar.
Se podía oir con claridad la respiración entrecortada. Conocía aquel sonido. Era el sonido del pánico.
Joan estaba de pie, con un elegante traje a rayas, gesto ceremonioso, y a su lado otros dos hombres, también trajeados, cuyas caras me sonaban lejanamente. Probablemente de la reunión en el restaurante. O de SegCom. No podía recordarlo. Pero era evidente que estaban allí para comprobar que todo transcurría dentro del plan previsto.
Nadia caminaba a mi lado, en dirección a ellos, en dirección a la mesa. Tomó mi mano con la suya y la apretó con fuerza. Me volví hacia ella. Me miraba con aquel sorprendente brillo en sus ojos, brillo de emoción, brillo de placer.
Había alguien sentado al frente de la mesa. Una sombra. Respiraba con dificultad. Podía adivinar su cuerpo, una mancha negra en la penumbra, moviéndose al compas de los jadeos. Sabía que me miraba, y su silueta...
Un escalofrío recorrió mi espalda. Sentí que las piernas me flaqueaban. Solté la mano de Nadia, pero ella enseguida la tomó de nuevo entre las suyas, mientras veía como Joan caminaba, acercándose hasta nosotros. Su mirada decidida, sus ojos clavados en los míos, su gesto confiado y seguro.
"Sé que serás como un hijo para nosotros", dijo, "O quizás mucho más. Estás destinado a grandes cosas. Todos lo sabemos. Hasta tú mismo lo sabes".
Yo no sabía que decir o hacer. Sobre el hombro de Joan intentaba distinguir la figura que ahora oía gemir claramente. Pero era casi imposible. Aún así, la sensación que comenzara segundos antes aumentaba. Yo rogaba a Dios para que no fuera verdad.
"Pero toda confianza requiere de actos", continuaba Joan "No te vamos a pedir demasiado. Solamente lo que sabemos con seguridad que puedes hacer. Lo que confiamos que puedas hacer por nosotros, por ti mismo. Un acto necesario".
Sentí la presión de las manos de Nadia. Me volví hacia ella. Sonreía. Había alegría y orgullo en su mirada. Yo no podía creer que todo aquello estuviera ocurriendo en aquel preciso instante.
"Adelante, mi amor", me susurró al oido mientras soltaba mi mano.
Joan también sonreía. Pasó su mano por mi nuca, dándome ánimos. Y al hacerlo me obligó a caminar un par de pasos hacia la mesa. La claridad que llegaba desde el techo iluminó entonces a la figura que me miraba horrorizado, y pude verlo perfectamente.
Carlos estaba atado a una silla. Le habían amordazado con una tira de cinta americana, y su mano derecha descansaba sobre la mesa. No podía moverla. Un cuchillo la atravesaba, y la sangre resbalaba hasta fundirse con la oscuridad del lugar. Respiraba con mucha dificultad, su pecho se convulsionaba, y las lágrimas brotaban de sus ojos mientras movía la cabeza, negando, suplicando, convirtiendo sus gemidos en llantos.
Joan deslizó una mano entre las mías y sentí algo frío. Miré hacia abajo. Una pistola. Con un gesto continuo, levantó mi brazo, apuntando a Carlos. Nadia, desde atrás, puso una mano sobre mi hombro, animándome.
Joan acercó sus labios a mi oreja.
"Sin miedo", dijo, "No es nadie. Aprieta el gatillo y lo comprobarás".
Le miré fijamente, intentando disimular el horror que sus palabras me producían.
Carlos me miraba suplicando.
Se me habían terminado las opciones.

( Continuará....)


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UNA NOTA DEL AUTOR.

Me toca irme de vacaciones. Un mesecito. Hasta finales de Junio aproximadamente, así que os emplazo a todos aquí el día 1 de Julio, momento en el que continuará la historia. Hasta entonces, gracias a todos los que la estáis leyendo, comentando o simplemente pasando un buen rato con ella. Gracias, gracias y otra vez gracias.
Hasta muy pronto.




1 Comments:

Blogger vann said...

gusta mucho esto (aquella txessa)

2:28 p. m.  

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